Hoy es el turno de la reflexión, con un precioso cuento de Helen E. Bluckey. 'Flor roja de tallo verde' Una vez un niño fue a la escuela. El niño era bien pequeño, la escuela era bien grande. Pero cuando el niño vio que podía caminar hacia el aula desde la puerta de la calle, se sintió feliz y la escuela ya no le pareció tan grande como antes. Poco tiempo después, una mañana la maestra dijo: - Hoy vamos a hacer un dibujo. - ¡Bien! – pensó el niño, porque le gustaba dibujar. Y podía hacer todas esas cosas que le gustaban: leones y tigres, gallinas y vacas, trenes y barcos. Así que tomó su caja de lápices de colores y se puso a dibujar. Pero la maestra dijo: - ¡Esperen! ¡Todavía no es hora de comenzar! Y el niño esperó hasta que todos estuvieran listos. - Ahora sí, dijo la maestra, hoy vamos a dibujar flores. - ¡Qué bien! Pensó el niño, porque a él le encantaba dibujar flores. Y comenzó a dibujar flores muy bonitas con su lápiz rosa, naranja, y azul.
Muy sabias estas palabras de Tonucci. Los deberes, tal y como se conocen hasta el momento, deberían estar prohibidos. Si nosotros mismos echamos la vista atrás y reflexionamos acerca de cuánto nos han enseñado los deberes en nuestra infancia seguramente casi todos diremos que nada. ¿Quién no trajo a la escuela los deberes sin hacer y antes de entrar a la clase copiárselos al compañero? ¿De qué nos sirvió eso? Sin embargo, los deberes que propone Tonucci serían realmente útiles para el niño a la vez que motivadores.
ResponderEliminar